Desde sus primeras imágenes como falso documental, con una Sarah O´Connor jóven, simulando estar filmado en vhs, en imágenes con problemas de trecking, la 6° entrega de la saga de Terminator, vuelve con todo y no defrauda a los fans, adaptándose al futuro, pero plagada de guiños al pasado para deleite de seguidores de la primera hora.
El regreso de James Cameron a la historia, desde la producción marca un tono de calidad y retoma la trama justo después del Juicio Final, donde lo había dejado como director (tuvo a su cargo "Terminator", 1984 y "Terminator 2: El Juicio Final", 1991), es decir que no toma en cuenta los 3 intentos fallidos en los que no participó: "Terminator 3: La rebelión de las máquinas" (2003), "Terminator: La salvación" (2009) y "Terminator: Génesis" (2015).
La acertada dirección de Tim Miller (Deadpool), logra dosificar intensas escenas de acción, hay persecuciones y con la misma temática de alguien proveniente del futuro que llega para proteger a un líder de la resistencia, dos mujeres en este caso, son perseguidas por un Robot indestructible enviado con el fin de aniquilarlos y evitar que se cumpla ese futuro modificado, que intentan impedir los humanos, en plena lucha con las máquinas. Con otro de los elementos que también maneja el director: el humor, realmente son deliciosos los segmentos que logran desdramatizar las persecuciones y el tono apocalíptico del film.
El regreso más esperado: Linda Hamilton, la Sarah O´Connor original, septuageniaria pero con una vitalidad a prueba de todo, capaz de dirigir a las otras dos chiscas (Natalia Reyes y Mckenzie Davis) logrando un trío femenino de antología, con creíbles formas de combatir la realidad y de relacionarse con los robots destructivos.
Un acierto de la producción, las locaciones en México y Centroamérica, con la inclusión de un elenco latino en roles claves, además de la mencionada Natalia Reyes (está increíble, a la par de Hamilton), Gabriel Luna, Diego Bonetta (Biopic de Luis Miguel) y Enrique Arce (Arturito en "La Casa de Papel"), se nota la influencia de las altas audiencias de Netflix, y por fin los latinos no hacemos de narcos, sino que en el casting nos tienen en cuenta para roles principales.
Finalmente la esencia y razón de ser de esta franquicia: Arnold Schwarzenegger, el único actor que estuvo en todas, y que pese al paso de los años mantiene intacta su magia. Cuando Cameron compró los derechos para filmar la primera, lo tenía en sus planes al fisicoculturista austríaco, traído por el productor Dino De Laurentiis, con quien estaba filmando la saga de "Conan", no estaba muy convencido, porque sus condiciones eran protagonizar tener destacada participación en los diálogos y no hacer de malvado, y con muy poca letra, Arnold se convirtió en uno de los villanos más icónicos de la historia del cine, revolucionando al género de ciencia ficción, con su propuesta argumental, sin tantos fx, que se lucirían en la segunda parte.
A pesar de todos estos logros en la dirección, apelaciones a la nostalgia por los actores que iniciaron la historia, esta entrega fue un fracaso de boletería que no acompañó en la recaudación, fue primera sólo en su primer fin de semana de estreno, pero no logró mantenerse en las dos semanas subsiguientes, una apuesta muy fuerte, con alta inversión en publicidad, que no logró captar la atención del gran público, a diferencia de "Joker", que fue planteada como una película menor y sorprendió a todos rompiendo taquillas y convirtiéndose en la cinta del año, fundamentalmente por la recomendación boca a boca, por la lectura de la realidad que plantea y por correrse de tanta seriedad, para reírse de sí misma.
Hugo Canal Bialy